Ley de Medios: De la Ley-Decreto de la Dictadura a la eliminación de la AFSCA, por decreto (Por Nicolás Kenya)

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, popularmente conocida como Ley de Medios, fue la cristalización de un grupo demandas que habían sido motivadas desde los sectores especializados en comunicación e información y la ciudadanía. Esas ideas se debatieron en foros a lo largo y ancho del país y atravesaron el Congreso Nacional, dándole fin a la norma que regulaba a la materia; un decreto de la última dictadura cívico militar.

 Las reivindicaciones de estos foros podían resumirse vagamente en el estandarte de la deseada “democratización de las voces”, profundamente limitada por el simple hecho de que para poseer una licencia de radiodifusión antes del año 2009, era necesario cumplir el requisito de tener un fin comercial. Es decir, el pensamiento de Organizaciones No Gubernamentales, Sindicatos o Universidades quedaba callado frente a los grandes oligopolios.

Asimismo, durante el decreto que antecedió a la Ley de Medios de la democracia, no estaba fijado el límite del 33% del espectro, que impedía que un licenciatario – con o sin fines de lucro, o el Estado - abarcara un espacio que concentre y domine la escena. Con el mismo fin, la norma que se aprobó durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, también regulaba y le ponía un freno a la cantidad de licencias de radio y TV que se podían poseer, garantizando que un conglomerado de medios no hegemonice la discursividad mediática.

Resumidamente, la cuestión relativa a la concentración mediática estaba vinculada directamente a la pluralidad de voces. No lo señalaba sólo el gobierno kirchnerista sino también la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Organización de Estados Americanos, y prácticamente todas las universidades de periodismo y comunicación del país.

Para garantizar que esto suceda, la Ley de Medios había designado como autoridad de aplicación a la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, dirigida por una persona nombrada por el Poder Ejecutivo, pero también con presencia de la oposición en el directorio. Sin embargo, el macrismo decidió que la actitud “militante” de Martín Sabbatella era contradictoria y nombró como interventor del organismo a Agustín Garzón…un militante del PRO.

Como esta medida no era suficiente para allanarle el camino a los grupos concentrados para que realicen sus negocios, el Gobierno eliminó a la AFSCA y puenteó al Congreso Nacional con un nuevo decreto, que por su definición desguasa el espíritu democrático que tuvo la Ley de Medios en sus inicios y que según Marcos Peña, no logró cumplir sus objetivos. El problema es que si esto ocurrió fue en gran parte porque la judicialización permanente a través de medidas cautelares, impidió la concreción de la adecuación de los grupos más concentrados.

De esta forma, la transferencia de recursos que se observó luego de la devaluación del peso y de la quita de retenciones a las exportaciones agropecuarias, tiene su sinónimo en el plano mediático, donde los grandes medios tenderán a acentuar la hegemonía.

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