La murga: Historia de persecución y represión (Por Laura E. García)

La murga tiene sus orígenes con los esclavos venidos desde África, quienes asociaban esta festividad con la fertilidad, las cosechas y sobre todo la liberación de las cadenas. La murga es una expresión de verdad y liberación. Por esto puede ser que siempre fue condenada por los diversos gobiernos militares que tuvo la Argentina y por la Iglesia.

Muchos tendrán presentes los relatos de abuelos o padres que rememoran la semana de carnaval como festejo que se daba en las calles, y la mayoría de las personas terminaban empapadas por bombuchas o baldazos de agua. Esto se fue perdiendo a lo largo del tiempo por la retrotracción a lo privado y la represión en los espacios públicos.

Desde la llamada Revolución Libertadora y con todos los gobiernos militares que la sucedieron, intentaron controlar y prohibir la fiesta de carnaval. Si bien el espíritu murguero trascendió a los largo del tiempo, ciertas prohibiciones como impedir el uso de mascaras, lo cual se transformó en un edicto policial, hicieron que esta festividad comience a declinar y a desgastarse.

A partir de la última dictadura cívico militar de 1976, mediante un decreto, se anularon los feriados de carnaval, los cuales pudieron recuperase recién en el gobierno de la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el año 2011. Cabe destacar que los corsos siguieron hasta 1981, pero a las murgas se les hacía muy complicada la organización. No sólo por la cantidad de días para la preparación sino por el control que tenían las letras, las cuales no podían contener ninguna crítica política, malas palabras u obscenidades. Finalmente, por tantas prohibiciones y por temor, en los últimos tres años de dictadura no se presentó ninguna murga en la Ciudad de Buenos Aires.

Este último hecho dejó una marca profunda en la historia de la murga, ya que con la democracia no tuvieron una recuperación rápida. Recién a fines de los 80´ se volvieron a organizar y en 1997 el ex Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires sancionó la Ordenanza Nº 52.039, por la cual “se declara patrimonio cultural la actividad que desarrollan las agrupaciones de carnaval”.

Lamentablemente hoy tenemos que hablar nuevamente de represión y persecución de estos grupos que tanta alegría y festejo traen a las calles de los barrios. La murga “Los auténticos reyes del Ritmo” fueron victimas de una brutal represión en el contexto de un ensayo en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores.

El director Gustavo “Marola” González, en su declaración en La Garganta Poderosa afirmó:

“venía hacia nosotros un patrullero de Gendarmería, por la calle Charrúa. Al llegar hasta donde estábamos, les pedimos por favor que esperara un ratito y, luego, si podía salir hacia atrás, porque no se podía pasar por ahí, ya que había muchos chicos y chicas bailando. Pero no alcanzó con decirles por favor… Avanzaron, sin importarles que hubiera menores. Y así fue como lastimaron a los dos primeros nenes, rozándolos con el coche, mientras pasaban de prepo por el medio”.

Este relato de atropello es impactante, siendo que es de público conocimiento que en los ensayos de murgas hay familias enteras, niños, bebés y madres. Como si fuera poco, la respuesta del Ministerio de Seguridad de la Nación fue asegurar que tal represión no existió, y que el único saldo que tienen son dos Gendarmes heridos.

Para contextualizar este último párrafo, la Gendarmería se encontraba en el lugar en un allanamiento por autos robados el cual se dio por la mañana. Según los informes del ministerio, los recibieron con balas y palazos, lo cual no sólo en una gran falacia sino que hay videos que demuestran que sin mediar palabra, dispararon sobre los integrantes de la murga.

El saldo de heridos es alarmante. No se puede tolerar la brutalidad con la que operaron, siendo que en su mayoría eran niños y mujeres. Peor aún es el accionar del Ministerio de Seguridad y de la Gendarmería tratando de invisibilizar, ocultar y mitigar el hecho.

Es preocupante la declaración que hizo el director de la Murga:

“muchos quedaron muy afectados psicológicamente y, de seguro, pasará mucho tiempo para que vuelvan a salir, porque están aterrados. Imagínense el horror que fue todo esto… Ven a la Policía y se asustan, pero encima una vez más los medios nos vuelven a discriminar, porque ni siquiera frente a semejante salvajada, se hicieron eco de nosotros. Una vez más, quisieron silenciarnos, mintiendo sobre lo que había pasado e inventando falacias, como que nosotros habíamos empezado a tirar piedras, por un allanamiento que hubo a la mañana”.

Esta breve reseña nos muestra cómo los diarios de ayer se repiten y la importancia de refrescar la memoria. En estos tiempos de oquedad mediática, es necesario no silenciar las voces de estos actores que tan importantes son para nuestro folclore y nuestra cultura popular. Y que la festividad de carnaval no se tiña de represión otra vez, como lo hizo en nuestro pasado más oscuro.

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