Juan Grabois pidió "empezar a traducir los diagnósticos del Papa en políticas concretas a todo nivel"

El dirigente argentino Juan Grabois pidió "empezar a traducir los diagnósticos del Papa en políticas concretas a todo nivel", y aseveró que el discurso del Pontífice "marca un piso del que hay que ir más allá" en el que "hay una línea de continuidad en la crítica de la centralidad del dinero que viene de la doctrina social de la Iglesia".
"El papa Francisco, tanto para los que actuamos en la realidad concreta como para los intelectuales es una inspiración. No una conducción, un mandante, alguien que dice lo que hay que hacer", planteó Grabois en entrevista con Télam en el Vaticano, tras participar esta semana en el congreso "Cambiar las relaciones entre el mercado, el Estado y la sociedad civil" en la Pontificia Academia de Ciencias Sociales.

Francisco "no es un manual que transfiere un conocimiento estilo know-how. Es una inspiración, y como toda inspiración te puede inspirar bien o mal. Y eso depende mucho de nosotros. El tema es que efectivamente inspire a tener un pensamiento que vaya más allá de los reducidos límites de lo que aparentemente es lo posible", planteó el abogado de 34 años.

En ese sentido, tras participar del congreso junto a expertos de Italia, Suecia y Estados Unidos entre otros países, opinó que falta "pensamiento riguroso" para implementar "la capacidad de mirar más allá que tenemos todos pero que particularmente los intelectuales, académicos e investigadores tienen como profesión y que aborde las alternativas y que recepte los fenómenos nuevos de la sociedad".

En ese marco, lamentó que a nivel académico algunas veces "los intelectuales no cumplan su función de interpretar la realidad y los que podrían representarla de una forma más empírica, incluida la participación de mujeres y jóvenes, no tienen voz".

En ese marco, Grabois propuso que "un diálogo fructífero entre los sectores populares y la academia, con la inspiración del Papa, puede llevar a una elaboración teórica del pensamiento social que permita plasmar en acciones concretas un piso que ya nos ha dado el Papa".
"Nosotros tenemos un piso de diagnóstico y de perspectivas que ya nos dio el Papa. Es un piso muy alto, no hace falta repetir lo mismo con algún número o ejemplo más. Hace falta empezar a elaborar cómo se traduce eso en planteos de políticas a nivel internacional, nacional y local. Eso no está sucediendo", consideró.

Sobre ese punto, el dirigente recordó el planteo que hizo Jorge Bergoglio en su exhortación apostólica de 2013 'Evangelii gaudium'.
"Hay un problema general que marca el Papa: el exceso de diagnóstico y que hay un cierto déficit de planteos superadores desde el punto de vista de lo más estructural", dijo.

Luego de que el Papa recibiera este viernes a los participantes del Congreso en el que estuvo Grabois, el dirigente aseveró que "hay líneas de continuidad muy claras en su discurso y la doctrina social de la Iglesia: la centralidad del dinero en la vida humana es una característica del capitalismo inherente a él que se fue profundizando con el correr de los años y que fue denunciada por el magisterio de los papas desde hace muchos años, con los matices del contexto y de las personas que escribieron".

Sí, planteó Grabois, "la Evangelii Gaudium y la encíclica 'Laudato si'' tienen algunos conceptos que son particularmente claros y que si bien están en continuidad con la doctrina social de la Iglesia, son efectivamente estructurales y rupturistas con el pensamiento hegemónico".
"La idea de poner en el centro del sistema productivo social, económico y financiero al ser humano y la naturaleza como concepto general es revolucionario en sí mismo: plantea un cambio revolucionario del sistema social y económico mundial", opinó el referente de la CTEP.
"Eso es ineluctbale. ¿Por qué es revolucionario? Porque el mundo gira en torno a un imperativo que es la maximización de la ganancia; si pasa a girar en torno a otro imperativo, eso es una revolución", propuso.
"Después hay que hacer los caminos para hacer esa transformación estructural, como también dijo el papa muchas veces. Él no tiene, ni la Iglesia, el monopolio de las soluciones de los problemas sociales internacionales globales. Corresponde en gran medida a los actores y a la sociedad, a los pueblos, encontrar esos caminos", concluyó.

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